La ley Antitabaco ya está asentada en nuestro país, y anoche pude comprobar sus efectos, agradeciendo muchísimo una ausencia de ojos rojos, buen olor en la ropa y en el pelo y sin mucosidades.
He de decir que yo no soy fumadora y sinceramente, me cuesta soportar el humo del tabaco; pero aunque mi ropa, mi pelo y mi salud ayer lo agradecieron, pude comprobar como mis amigos tenían que pelarse de frío para poder tomar su dosis de nicotina.
Estoy muy contenta con que no se pueda fumar en espacios públicos, ya que me parece de respeto hacia el prójimo, pero no estoy de acuerdo con que diga el Gobierno que lo ha hecho por la salud común:
- Me duele ver que algunas empresas hosteleras invirtiesen millones en acondicionar su local para fumadores y no fumadores hace ya algunos años y ahora en plena crisis, se vean en la tesitura de que no hay forma de obtener ese dinero de nuevo.
- A su vez, me siento contenta porque la salud de mi familia y la mía propia, se va a ver beneficiada, pero aquí, debo decir que si lo que quiere el Gobierno es mantener la salud de las personas, no debería seguir vendiendo tabaco, subiendo el precio del mismo y encima dispensándolo en lugares dónde el año pasado ni nos imaginábamos que se podrían compar como lo es en una gasolinera. Después de esto, dile a alguien que compre tabaco en una gasolinera que no se abra su paquete y se fume un cigarro allí.
Las personas que fuman porque quieren, lo necesitan o les apetece, no se van a controlar más porque no se pueda fumar en espacios públicos. A mi modo de ver, a ellos no se les ayuda, aunque el Gobierno a día de hoy baraje la posibilidad de subvencionar tratamientos a través de la seguridad social para dejar de fumar, pero esto es hoy una hipótesis, cuando con esta ley, tendría que haber llegado del brazo una ayuda para dejar de fumar a estos compañeros, amigos y familiares que todos tenemos.
- Por otro lado, tampoco estoy de acuerdo con el hecho de que un dueño de un local tenga que decirle a una persona que apague su cigarro o se salga fuera, ya que si esa persona es cordial lo aceptará, pero si no lo es, ¿a quién se enfrentará? pues al dueño del local, ¿y quién le defenderá?...
Supongo que como seres racionales que somos, todos acataremos las normas, pero debo dejar mi posición clara:
Si el Gobierno (dando igual el partido que lo lleve) no se llevase dinero por la venta de estas drogas legale,s prohibiría la venta de las mismas de forma radical pensando en la salud de su pueblo, pero parece ser que importa poco la salud de los ciudadanos frente al dinero que generan.
Nuria Ramos Fernández
2 comentarios:
Juuuum... Me opongo totalmente a la nueva Ley Antitabaco, además en los momentos de crisis que estamos atravesando, suben los precios del tabaco, donde tienen mayor ingreso el Gobierno, y ahora nos quitan los espacios que ellos mismos pusieron obligatorio en la hostelería, dejándose millonadas de euros que no tenían los pequeños empresarios, para luego decirles que no sirve de nada y que se aguanten... En fin... Que me voy del país a vivir a otra parte!
Yo estoy de acuerdo con la Ley por respeto a los demás. Pero no estoy de acuerdo con que al fumador no se le reporte una ayuda y encima se suban los precios del tabaco, ni a los hosteleros que han perdido tanto dinero, aunque eso sí, ahora ganarán en salud.
Sinceramente el Gobierno siempre va a mirar por su bolsillo, ¿Total? somos un número...
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Muchas gracias por su comentario.
Un abrazo, Nuria