Shoah es una película-documental dirigida por Claude Lanzmann, sobre el exterminio llevado a cabo por los nazis sobre los judíos, bajo las órdenes de Hitler en el genocidio nazi.
Shoah que significa holocausto está elaborado exclusivamente con testimonios de soldados nazis del campo de concentración, peluqueros judíos obligados a cortar el pelo a las mujeres que entraban en la cámara de gas, testigos, etc.
En total son 9 horas y media recomendables para conocer la historia, sin escenas escabrosas a las que estamos acostumbrados. Solo con testimonios e imágenes de paisajes, ruinas, trenes aunque con el sentimiento que despierta cada testimonio.
Franz Suchomel, SS del Holocausto
En el primer capítulo Franz Suchomel, SS del campo de concentración de Treblinka cuenta en imágenes en blanco y negro a través de lo que parece una cámara oculta, cómo llegaban los judíos al campo mientras cantaba una canción que, según él, no existía judío que no la conociera.
Según cuenta Franz, a Treblinka llegaban de 12.000 a 15.000 personas. Los transportes llegaban desde la estación de Malkinia a las 6 de la mañana, al mediodía y por la noche. Entre Malkinia y Trblinka había tan solo 10 kilómetros de distancia. Cada convoy llevaba unos 40 vagones. Los trenes tenían alambres con púas en las ventanas, para que los judíos no tuviesen posibilidad de escapar. En el documental se ven las imágenes de lo que antes eran los raíles de madera y a los lados, en lo que sería el campo de concentración, se pueden ver las piedras, como Stonehenges a los lados de las vías y campo con patos, dónde aprecia la tranquilidad actual que hace años estaría corrompida de dolor.
Los guardias se dividían en comando azul y rojo. El azul llevaba a la gente dentro, Franz se encargaba de recoger la ropa de los hombres y mujeres para luego llevarles a otra habitación. Se desvestían y vestían de nuevo en una hora u hora y media. En dos horas todo terminaba, es decir, morían. Entre la llegada y la muerte se distanciaban dos o tres horas, y morían todas las personas que llegasen en el tren.
Mientras Franz explica esto, lo hace con un mapa del lugar en la mano, la conmoción al ver las imágenes es tremenda, ya que debió ser algo horrible, catastrófico, inhumano. Los judíos esperaban a la muerte desnudos, tanto en verano como en invierno y los guardias también tenían frio pues no tenia uniformes adecuados. En el desfiladero, de camino a la muerte, hacía muchísimo frio según Franz.
El desfiladero, de 4 metros de ancho rodeado de cercas altas, estaba compuesto con alambres de púas hechas de ramas de pinos como camuflaje, y 20 judíos eran obligados cada día a buscar ramas para poder taparlo. Los judíos no podían ver nada desde el desfiladero al exterior y tampoco se podía ver nada hacia dentro o a través.
Las imágenes que acompañan a estas explicaciones, son del terreno del antiguo campo de concentración, dónde los Stonehenges que antes podíamos ver, ahora parece que simulan el número de personas que murieron en dicho campo de concentración. Una imagen que, sin duda, pone el vello de punta.
Treblinka tenía unos 500 metros de extensión, con forma de rombo y llano. En lo alto de la colina estaba la cámara de gas. Para llegar a la cámara había que subir, por eso, los judíos le llamaron la ascensión. En el documental se muestra el lugar dónde estaría la cámara de gas donde en su lugar hay ahora un stonen de grandes dimensiones. A la cámara de gas iban desnudos, a los hombres se les pegaba latigazos, a las mujeres no.
Abraham-Bomba, peluquero judío que sobrevive al exterminio
Abraham-Bomba, de Olom en Israel, es un peluquero judío que consiguió escapar del exterminio. En el documental, nos explica alguna de sus experiencias mientras corta el pelo a un hombre en su peluquería de Olom. Al parecer, Abraham corrió la suerte de salvarse porque los alemanes necesitaban a un peluquero que cortase el pelo a las mujeres antes de entrar en la cámara de gas. Con voz firme y centrado en el pelo del cliente, Abraham empieza a explicar que llevaba ya 4 semanas en Treblinka cuando a las 10 de la mañana llegó transporte de Treblinka y fue escogido como peluquero, junto a otros 18. Los alemanes les obligaron a ir con ellos a la cámara de gas, por el camino todo estaba camuflado con ramas y no se imaginaba que eso llevaba a la cámara de gas, no le llamaban desfiladero sino Himmelmeg (camino del cielo).
La cámara de gas era pequeña según cuenta Abraham, de unos 4 metros cuadrados, pero hacinaban a tantas mujeres que unas estaban sobre otras. A las mujeres les explicaban que les cortarían el pelo para estar guapas y luego se darían una ducha, pero no sabían que nunca saldrían de allí con vida. De hecho había bancos dónde se podían sentar para que pensaran que no iba a pasar nada. Aunque ellos sabían lo que les iba a pasar a las mujeres, no podían decir nada, porque si no, correrían la misma suerte. Ellas estaban desnudas, y los niños también, los peluqueros cumplían órdenes, un corte normal, no les rapaban pero que debe quitar el máximo cabello porque lo necesitaban para llevarlo a Alemania. No podían estar más de dos minutos cortando el pelo a cada mujer, porque era muchísimas. Tenían que hacerlo muy rápido. Cuando pasaban unas 60 ó 70 mujeres a la cámara de gas, ellos se salían, se limpiaba la cámara de gas muy rápido y venían las siguientes que podían ser unas 140. Todo en 5 minutos.
Abraham explica sin dejar de cortar el pelo, que era muy difícil trabajar viendo día y noche a la muerte, pero que los sentimientos desaparecen. Allí llegaron mujeres de su ciudad, amigas, vecinas… todas al verle se agarraban a él y le preguntaban, pero él no podía decir nada. En un momento del documental, al recordar a un amigo peluquero que se encuentra con su madre y su hermana, deja de hablar, no es capaz, el primer plano de su cara muestra todo el dolor. Abraham mira al infinito y deja de cortar el pelo. Después de más de tres minutos emocionado, continúa trabajando pero o puede hablar, el periodista se lo pide por favor, Abraham, se seca las lágrimas explicando que es muy duro, pero continúa. Explica entre lágrimas que ellos metían el cabello en bolsas y lo mandaban a Alemania. Cuando su amigo vio a su hermana y a su madre, intentó hablarles pero era imposible decirles que sería su ultimo instante porque estaban los nazis detrás (los SS) y sabían que si decían algo compartiría el destino de ellas. Se quedaba con ellas un minuto más abrazándolas, besándolas… pero sabían que no volverían a verlas más.
Aquí se retoma la conversación con Franz, que explica que ellas olían los olores de gas y seguramente los llantos y súplicas, surgiendo entonces la angustia de la muerte vaciando sus cuerpos por delante y detrás, solo ellas excrementaban y se agachaban. Los hombres no porque pasaban el desfiladero corriendo, y siendo fustigados.
En Treblinka había un “hospital” que era el lugar dónde iban los ancianos y enfermos. bajo órdenes alemanas, los judíos del comando azul guiaban a estas personas al “hospital”, ellos se desvestían, les hacían sentar en un terraplén y les pegaban un tiro en la nuca. Luego se les quemaba.
Richard Glazar
Richard Glazar se muestra en Suiza. A lo lejos se ve un puente y un río por dónde se ven pasar barcos. Richard explica la ejecución del “hospital” en Treblinka. Cuenta que todo estaba camuflado aunque sin techo. Parecía un mini laberinto, a la izquierda había una fosa y una viga como un trampolín, donde las víctimas se sentaban cuando no tenían fuerzas.
La fosa tenía 3 ó 4 metros de profundidad. En ocasiones los niños llegaban solos separados de sus padres y les llevaban al “hospital” para ser aniquilados. Pero también era para los esclavos de teeblinjka, ya que estos no iban a la cámara de gas.
Este es un ejemplo de lo que pude visualizar en Shoah. porque no tuve ocasión de verlo entero, pero el sentimiento que inunda cada momento en la exposición argumentativa de los testigos, hace que nos cuestionemos sin duda alguna, de la situación que vivieron tantos judíos y de que aún, hoy en día, esto no remueva las conciencias de los que dicen que esto ni se produjo.
Nadie merece que otra persona le arrebate su vida, y mucho menos de esta manera. Todos deberíamos ver este documental. Yo lo voy a terminar.
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